Una muerte generacional que revive viejos miedos
El fallecimiento de Miguel Uribe Turbay otra vez resalta dos sellos impresos de nuestro país, marcas de agua que parecían en el olvido pero que nunca se han ido. La del dolor por perder colombianos en plenas facultades y esa de las entrañas, la que marca a Colombia como un país políticamente violento. Desde las guerras entre liberales y conservadores, la muerte de Gaitán, Pizarro, Antequera, Galán y Gómez Hurtado entre muchos otros, ahora se le suma una más. Nos ven hace rato como una nación prospera, democrática, estable, con inversión, turísticamente un potosí; pero los lazos históricos del ADN asesino nos envuelven de nuevo y nos ponen en el mapa de democracias inestables. Un joven que cargaba en su sangre el linaje político de su familia. A María Carolina Hoyos Turbay, la hermana de Miguel y a sus allegados, un fuerte abrazo de solidaridad en este difícil momento. Compartí en el trasegar de la vida periodística con ‘Colola’ como le dicen sus más cercanos, gracias a mi amigo de infa...