Volver al ruedo con cositas varias

A veces la espalda fría del tormento apoya su losa helada sobre ti, trata de congelarte, decirte ¡no más, esto acabo!

Y lo peor es que lo crees y hasta lo sientes, la humanidad es así, flor y angustia; amar y odiar.

El tiempo se detiene y la vida pasa delante de ti, muerto en vida, un autómata del tiempo que vivimos y de la sociedad que hemos creado.

Imagínense donde los hombres prehistóricos hubieran podido documentar de alguna forma sus instintos más primitivos.

La rabia, el dolor, la alegría, los sueños, la imaginación, el sexo, el amor, las nuevas sensaciones, cuanto nos habría servido a todos ese verbo de los anaqueles del humano.

Cuantas reacciones, pensamientos y acciones podrían anticiparse y contener al salvaje que llevamos dentro.

Pero saben qué, eso termina siendo lo bonito del asunto, la narrativa inexplicable de tus actos. Consecuencia de lo que eres y ya. 

Bueno carajo, no más por este lado, vamos a otra parte porque hace rato me da vueltas la visita del pontífice de Roma a Colombia.

Jorge Mario Bergoglio, es de raíz Franciscana, siempre amigos del pueblo disfrazado de revolución y justicia, del lado de los que critican al imperialismo y la burguesía, si señores, esa misma que ahora tiene partido político y “dejo” las armas. Los nuevos mejores amigos del gobernante de turno.

¿Una bendición a la paz de Colombia? Bienvenida, hasta donde sé soy católico, y admire a Juan Pablo II, pero este cocinado me huele muy raro.

Las FARC, Maduro, Chaves en su inicios con Santos, fotos de archivo con Fidel Castro, calificativos de “alias” para algunos políticos simpatizantes de esta revolución del siglo 21, la cual hace millonarios a los líderes y mendigos al pueblo.

De dónde sacan tantos votos, la verdad yo no sé, pero que se está regando por Suramérica, se está regando; tal y como lo hizo hace 60 años la izquierda, ahora el socialismo escala a brazo partido por el poder del país del sagrado rostro.

Yo quisiera estar tranquilo al decir que los colombianos conocemos el ejemplo de Venezuela y Cuba, los más cercanos, pero si estoy escribiendo esto es porque no lo estoy.

Me preocupa el futuro de mi hija y el de todos los niños en mi país, que crezcan como esta generación de jóvenes venezolanos que están muriendo en las calles tratando de pelear con la dictadura de su país. No tienen oportunidades de trabajo al salir de los claustros de estudio.

Por eso “Don Francisco”, ojalá sus oraciones funcionen para bien y me callen la boca, pero creo que no será así, siento que es la persignación al “compañero revolucionario”, que se hará millonario y pagará los favores al Vaticano como debe ser, por su entrega a la paz de Colombia.

Y quizá estoy escribiendo esto también porque viene un huracán categoría cinco, se llama Irma, y estoy en el radar de este “monstruo”, el más grande registrado en la historia de las tormentas tropicales del Atlántico con vientos sostenidos de 185 millas por hora.

La bahía de Tampa, al igual que la parte sur del estado de la Florida está en estado de evacuación, así que disculpen el sentimentalismo, pero es que ese meteoro se formó desde el 30 de agosto, sigue con vida y no sabemos qué va a pasar ni donde irá a parar.

Así que con esto vuelvo a retomar mi blog, desde el 2015 no entro por estos lados, quiero volver a escribir, tomar fotos y contarles cosas. Por acá estaré de nuevo, escribiendo lo que siento y seguramente entregándoles parte de mí en estas letras.

Seguro Irma será noticia, les iré contando.

Comentarios

Unknown dijo…
Acabo de leer su comentario e igual que Ud. estoy de acuerdo en objetar el apoyo socialista del Papa Francisco a todos los países que están infectados por este monstruo y que al unísono ira resquebrajando y destruyendo el bienestar de nuestros hijos, nietos, familia y ciudadanos. Ya lo que me queda de vida la viviere a mi manera y sin mayores altibajos porque lo que necesito es poco y lo poco que necesito lo necesito muy poco(palabras de Cabrales). Pero eso no hace que mi angustia de ver mi País en manos de delicuentes me quite el orden de vida tranquilo y sosegado. Dios bendiga a Colombia.



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