Carta a una época

I

Las ondas de ganas se pierden en las fantasías de aquellas estafas mentales. Los placeres mentales se diluyen en ondas de ganas que no pueden ser. Los problemas de escape sentimental hay que taparlos con corchos de pasión.

Por eso navegar en las falsas ideas de un encuentro especial, es dejarse ganar de todas las ilusiones que en el cuerpo se encierran. Ideas del cerebro, amor del corazón.

La realidad está ahí, encima del conglomerado espiritual que se reúne en una región.
Pero la irrealidad está en el subjetivo de cada cual, en la necesidad de todos. Vivir despierto es más fácil que estar sujetos a imposibles que nunca se van a cumplir.

II

Las ansias de una libertad interior, emocional y placentera, con otra manifestación de vida, son casi nulas en esta época posmodernista.

Las situaciones de hambre, infidelidad, guerra y baja capacidad monetaria, hacen del verdadero amor algo que jamás estará dentro del duelo del surrealismo humano.

Mejor pintarlo con prismas del presente y así combatir lo único a lo que se vino, una forma de vida cuyo objetivo es morir.

Juan José / Abril / 1999

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